Profesor Miguel Pacheco C.: Halloween: su verdadero sentido.

sábado, 10 de enero de 2009

Halloween: su verdadero sentido.

La Historia de Halloween.
El origen de Halloween se remonta a unos 2000 a. C., de una práctica de los antiguos druidas de Gran Bretaña, Francia, Alemania y los países célticos. La celebración era en honor al dios Samain (señor de los muertos).
La época de la caída de las hojas parecía adecuada para festejar la muerte, que era exactamente lo que significa Halloween para ellos, una celebración de la muerte. Los druidas creían que esa noche en particular los espíritus de los muertos regresaban a sus casas para visitar a los vivos. Si los vivos no tenían comida preparada para esos espíritus acarreaban sobre si toda clase de calamidades (de aquí viene que los niños disfrazados pidan dulces y si no les dan te hacen una mala pasada o maldición). Antes de la introducción del cristianismo en esas tierras, la celebración de la muerte se le llamaba Halloween (es la forma de decir “all-hallow-eve” o víspera de todos los santos). Una noche sagrada instituida por la iglesia católica para honrar a todos los santos de la historia de esta. Cuando el imperio romano conquistó estos territorios, trajo consigo sus tradiciones para imponerlas sobre los pueblos vencidos. Entre las celebraciones romanas estaba el 1º de noviembre, donde celebraban al dios Baco y la época de cosecha; y ellos tenían la costumbre de hacer calabazas con caras demoníacas (que ahora es el icono de Halloween) y tomar frutas con la hoja en fuente de agua. Cuando los romanos llegaron a las tierras celtas, para opacar las fiestas de aquellas tribus politeístas (creen en varios dioses), cambiaron la fecha de celebración de la cosecha del 1º de noviembre al 31 de octubre y se mezclaron ambos festejos. Luego de muchos años, cuando la religión oficial del imperio romano llego a ser la cristiana, la iglesia quiso imponer su tradición, tratando de “cristianizar” las celebraciones paganas, festejando el día de los muertos, el día de todos los santos, etc. Por consiguiente, todo resulto en una mescolanza increíble que festejaban tanto cristianos como paganos. Por último, la decisión de celebrar o no esta “fiesta”, depende de ti, más aún que poco tiene que ver con nuestra cultura o idiosincrasia chilena. (Adaptado por quien publica).

Halloween en América.
La celebración del Halloween se inició en los Estados Unidos alrededor del año 1845. Existen indicios de que antes de esa fecha los peregrinos que llegaron a ese país provenientes de Europa habían prohibido dicha celebración; pero en el año 1845, miles de inmigrantes irlandeses inundaron Nueva York a causa de una escasez de papas. Fueron ellos los que trajeron consigo una vieja fiesta religiosa de los sacerdotes galos llamados “druidas”, la cual gradualmente se propagó por el resto del país. La celebración original no era llamada por su nombre actual de Halloween; empezó mucho antes de la era cristiana entre los antiguos celtas (bretones, galos, escoceses e irlandeses). El fin del verano marcaba el inicio del Año Nuevo Céltico; éste se celebraba ofreciendo sacrificios al “señor del cielo y de la tierra”: Samhain o Saman. La celebración se constituía en un día festivo llamado la “Vigilia de Saman”. La imagen de ese dios pagano era un esqueleto sosteniendo una hoz o guadaña en su mano el que más tarde llegó a ser conocido como La Muerte. El 1º de noviembre era la fecha en que los celtas celebraban el Día de la Muerte. Por esa época las hojas de los árboles caían, oscurecía más temprano y las temperaturas bajaban. Ellos interpretaban estos fenómenos estacionales como un decaimiento de su dios sol, el cual pensaban ellos, estaba perdiendo fuerza porque Samhain lo estaba subyugando. Adicionalmente ellos creían que el día anterior, el 31 de octubre, Samhain se reunía con los espíritus de todos los que habían muerto el año anterior. Estos habían estado confinados a habitar en cuerpos de animales durante todo un año como castigo por sus malas obras, y en la víspera de la fiesta, el 31 de octubre, se les permitía regresar a sus antiguos hogares a visitar a los vivos. Para proteger a éstos, el sacerdote dirigía a la gente en ceremonias de adoración diabólica en las que eran quemados como ofrenda caballos, gatos, ovejas negras, bueyes y seres humanos, para apaciguar a Samhain y evitar que los espíritus de los muertos los lastimaran. Los Druidas o sacerdotes, eran ministros quienes asimismo realizaban sacrificios humanos como ofrendas que servían para apaciguar la ira de los dioses. “La Vigilia de Samhain” era pronunciando en la primera Bretaña So-wein. En un intento de cristianizar este día de adoración pagana, en el año 800 la Iglesia Romana movió el Día de Todos los Santos del mes de mayo al 1º de noviembre. En inglés este día se llama el “All Hallow`s Day” que pronto se acostumbró llamar “All Hallowe`en”, y que pronto fue abreviado a Halloween que hoy en día conocemos. Los satanistas establecieron entonces la noche anterior, el 31 de octubre, como la noche de “todos los demonios”, para que estos penetraran la noche anterior, consagrándola mediante hechizos, maldiciones y horrores. (Adaptado por quien publica).

Halloween: ¿Sólo una fiesta de disfraces?
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La noche del 31 de octubre los druidas fabricaban una enorme fogata de año nuevo. Quemaban animales, cosechas y seres humanos como sacrificios a su dios sol y a Samhain, su dios de la muerte. Durante esta ceremonia diabólica la gente usaba disfraces hechos de cabezas y pieles de animales. Entonces practicaban adivinación, saltaban sobre las llamas o corrían a través de ellas, bailaban y cantaban. Todo esto era hecho para ahuyentar a los malos espíritus. Los disfrazados iban de casa en casa, cantando y bailando. Sus máscaras con sangre coagulándose y sus grotescos disfraces servían para verse ellos mismos como espíritus malignos, y así engañar a los espíritus que entrarían ese día y evitar ser lastimados por ellos. Si por alguna razón alguien olvidaba disfrazarse o no podía engañar a los demonios vistiendo pieles de animales u otros disfraces, había una forma de exorcizarlos: haciendo con ellos un trato de comida y fruta y proveyendo al espíritu errante de albergue para la noche. Si el demonio quedaba satisfecho con su trato, no le harían truco arrojándole un hechizo maligno que le causara estragos. Los druidas en Irlanda recorrían los vecindarios y alrededores la noche del 31 de octubre para colectar ofrendas a Satanás. Ellos cargaban linternas, bolsas de dinero y varas de caña puntiagudas. En cada casa demandarían un específico importe. Si el dueño de la casa no daba la ofrenda, el druida castraría al humano con la vara o a uno de sus preciados animales. Años después, los granjeros irlandeses, emulando la costumbre druida de antaño, iban casa por casa rogando por comida para sus antiguos dioses. Buena suerte era prometida a todo aquel que donaba, pero amenazas eran hechas contra aquellos que no daban. No es difícil reconocer las similitudes entre las antiguas celebraciones de los celtas y sus sacerdotes paganos, con las costumbres aparentemente ingenuas de la celebración del día de Halloween de nuestros días. Los disfraces, aunque hoy son más variados y no solamente se utilizan cabezas de animales, son un fiel reflejo de la antigua costumbre. Asimismo lo son las visitas de casa en casa pidiendo dulces y la frase que utilizan de “truco o trato” con la amenaza de hacer travesuras a aquellos que se atreven a no dar lo que se les pide. Estas celebraciones parecieran ser inofensivas y hasta simpáticas. El comercio y la sociedad las han aceptado y son ampliamente publicitadas. Hay todo un movimiento social que organiza celebraciones en casas, fiestas en clubes, los establecimientos comerciales adornan con motivos alusivos a prácticas ocultas, y aún los sectores más radicales de la cristiandad guardan silencio ante una práctica que ya no solo es exclusiva de la sociedad norte-americana, sino que ha llegado a Latinoamérica como un producto de importación más de la sofisticada sociedad de consumo norteamericana. ¿Qué daño podría haber en Halloween? Más, sin embargo puede ser un día dañino y peligroso. Sin pecar de fanatismo, es necesario revisar sus significados y sus consecuencias que trae para nosotros, nuestras familias y la sociedad, como por ejemplo: Halloween enfatiza la violencia y la muerte. Halloween enfatiza el horror y el miedo. Halloween enfatiza lo oculto. (Adaptado por quien publica).

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